El proceso de sanar

¿Alguna vez te habías preguntado si es realmente posible transformar el dolor en fortaleza?

Pues yo digo que sí y éste artículo está inspirado en ello.

Hace poco, me sumergí en la serie documental de Arnold Schwarzenegger y quedé cautivada, no solo por su increíble historia de resiliencia, sino también por su enfoque único para afrontar eventos traumáticos a través de la salud física. Arnold convirtió desafíos abrumadores en un motor de cambio personal y dejó atrás un pasado repleto de adversidades. Decidió que su vida valía más que él cúmulo de experiencias desfavorables que había vivido hasta ese momento.

Sin entrar en detalles para evitar spoilers, si aún no has visto el documental, te animo a que lo hagas; no te decepcionará. Aunque es un relato de la vida de Arnold, es mucho más que eso: es un llamado a la acción. La vida, este viaje que recorremos, a veces se torna inmensamente compleja y encontrar un propósito que nos infunda la energía necesaria para seguir adelante es esencial.

Si bien considero crucial descubrir ese propósito que nos brinde alegría o nos mantenga lo suficientemente ocupados como para dejar atrás las cargas que nos frenan, también es esencial cerrar ciclos. El perdón y la reconciliación con las personas o eventos que nos lastimaron son fundamentales. Este proceso es parte de la superación personal y requiere un alto grado de compromiso para transformar nuestra forma de vivir.

Porque aquí está la verdad: mantenerse ocupado o desarrollar pasiones no resuelve por completo nuestros problemas. El trauma, los acontecimientos dolorosos o las heridas emocionales persisten dentro de nosotros y pueden aflorar en cualquier momento, abrumándonos con recuerdos y desencadenando emociones negativas. La tristeza puede convertirse en depresión, la carga emocional puede manifestarse físicamente e incluso somatizar. Por eso, aunque es valioso contar con actividades que nos ayuden a sobrellevar los desafíos, es igualmente esencial buscar ayuda profesional para abordar estas heridas de manera adecuada y completa.

Aprender a reconciliarnos con nuestro pasado, cerrar ciclos, sanar heridas, perdonar y sobre todo, perdonarnos a nosotros mismos, es un proceso profundo que transforma la forma en que pensamos y nos ayuda a recuperar la confianza en nosotros mismos y en la humanidad. No es un proceso rápido ni fácil, pero implica una valentía excepcional.

La razón por la que traje el documental de Arnold a colación es porque en varias escenas, él admite que no enfrentó sus traumas ni los trabajó de manera consciente; simplemente se mantuvo ocupado para evitar pensar en el sufrimiento que había atravesado. A pesar de ello, logró superar innumerables desafíos y triunfar en tres campos completamente diferentes: el fisicoculturismo, la actuación y la política. Su historia es inspiradora y en cierta medida, un modelo a seguir.

Sin embargo, es importante destacar que lo que funcionó para Arnold puede no ser la solución para todos. Algunas personas tienen una alta resiliencia y pueden superar sus dificultades manteniéndose ocupadas, pero la mayoría de nosotros necesitamos apoyo profesional para desarrollar esa resiliencia. Lo que realmente importa es el compromiso de trabajar en uno mismo y no hay inversión más valiosa que esa.

Espero que este relato te haya ofrecido alguna perspectiva útil para enfrentar tus propios desafíos. Y si no es así, recuerda estas palabras cuando te encuentres en momentos de turbulencia; pueden ayudarte a encontrar la paz interior y la fortaleza que necesitas para poner todo en su lugar.

Aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo.

Friedrich Nietzsche

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